Hay un terreno donde varias familias tienen plantados diversos árboles. De esos árboles hay algunos que son cuidados por un solo jardinero mientras que otros son de todo un grupo, que a su vez elige o comisiona un grupo más pequeño para que cuide del mismo, regándolo, abonándolo y mejorando permanentemente las condiciones que lo rodean de manera que ese árbol pueda seguir dando frutos, sombra y tranquilidad a su familia.
En ese terreno de varios árboles (samanes, caobos, cedros, apamates, etc.), hay uno de especial interés. Es un MIJAO, árbol de gran altura, fronda y belleza.
Cuando las condiciones son propicias no es muy difícil mantener al Miajo, claro, se requieren dedicación, amor y constancia. Ahora bien, si las condiciones imperantes son adversas como lo puede ser durante un verano severo o período de sequía, se requieren más esfuerzos para mantenerlo. Así, se necesitan conocimientos profundos de jardinería, trabajo constante y estar atentos a los consejos que otros jardineros pudieran dar.
Si no es así, se corre el riesgo de que el Mijao se seque y si eso ocurre, el sembrar otro y esperar que llegue a ser como el anterior tomaría varias generaciones familiares. Actualmente se viven condiciones muy adversas que requieren que el cuidado esté a cargo de un jardinero experimentado pero no es así, el jardinero actual más bien ha dejado perder o acabado con los depósitos donde se almacenaban nutrientes muy necesarios para mantener sano al Mijao y al verlo secarse simplemente nos dice que se seca porque el verano es muy severo. Al mismo tiempo vemos que otros árboles, en el mismo terreno e iguales condiciones logran sobrevivir el verano gracias a cuidos inteligentes y tesoneros provistos por sus jardineros.
En conclusión, cuando las condiciones son adversas, es de suma importancia y responsabilidad la escogencia de los jardineros encargados.
Jason Bourne